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Las granjas donde se crían los camarones que luego se destinan al consumo humano hace años sufren el ataque del virus de la mancha blanca, una afectación que frena el crecimiento y acaba, incluso, provocando su muerte. Esto ha perjudicado notablemente el negocio de cría de camarones, ya que ha provocado la pérdida de casi el 100% de la producción de camarón. Esta problemática ha afectado especialmente algunas zonas de Brasil, China y diferentes países de América Latina, donde la cría de los camarones se hace de forma muy masiva, lo que facilita la propagación del virus.
A partir de aceite esencial de tomillo, los investigadores hicieron una emulsión simple que posteriormente encapsularon utilizando la técnica de la automatización, que permite que una sustancia pase de líquida a polvo. Para ello, necesitaron un material de contención, un polisacárido llamado maltodextrina muy utilizado en la industria agroalimentaria.
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Los camarones se alimentan con pellets (el alimento prensado) que flotan en el agua de los tanques donde se crían. Los investigadores introdujeron el aceite de tomillo en cápsulas dentro de los pellets en diferentes concentraciones en camarones a los que se había inoculado el virus. También utilizaron un grupo control con camarones sanos que se alimentaban con los pellets sin el aceite esencial.
Los resultados del estudio, publicado en la revista Aquaculture International, pusieron de relieve que añadir un 1% de aceite esencial de tomillo a la comida de los camarones conseguía que, a pesar de ser portadores del virus, no desarrollaran la enfermedad.
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